sábado, 27 de abril de 2013
ROCÍO
Un
día a principios de marzo, decidieron que ya era hora de salir de tu burbuja
cómoda y cálida, por suerte estuve allí, aunque, después de imaginarlo tantas
veces, con la ilusión y la alegría que se tiene a los veintitantos años de ser
tío, nada salió como yo esperaba.
Cuando te vi por primera vez, supe que serías una de las personitas más especiales que jamás hubiese conocido, contigo empezábamos una nueva etapa, llegaste para darnos una pincelada de color más a nuestras vidas.
Cuando te vi por primera vez, supe que serías una de las personitas más especiales que jamás hubiese conocido, contigo empezábamos una nueva etapa, llegaste para darnos una pincelada de color más a nuestras vidas.
No
pude evitar llorar, no me lo creía. Estaba tan nervioso que no sabía ni como
cogerte, y cuando te estreche entre mis brazos, las lágrimas bailaban en mis
ojos.
Ahora, después de casi dos meses de tu nacimiento, no sabríamos que
hacer si ti, porque tú eres quien llena nuestras vidas. Contigo cada día es
diferente.
He de reconocer que me siento muy agradecido porque seré tu padrino,
ahora soy consciente de la importancia que esto tiene, siento una gran
responsabilidad y me gustaría ayudarte a
cumplir tus objetivos y sueños, quiero celebrar contigo aquellos momentos que
marquen tu vida, no quiero perderme ni uno solo. Me encantaría formar parte de
tus buenos recuerdos cuando crezcas.
Espero ser el buen tío que te mereces y estar a la altura. Eres la
persona que más ha llenado mi vida y sin ni siquiera conocerte ya me hacías el
más feliz del mundo.
Yo estaré ahí siempre a tu lado para lo bueno y para lo malo, para que
seques tus lagrimas cuando quieras llorar, para escucharte cuando necesites
hablar y para reír contigo cuando quieras jugar.
Solo me queda desearte que la suerte sea tu fiel compañera, que siempre
escuches los latidos de tu corazón, sin perder de vista los dictados de tu
cabeza. Y por encima de todo que seas feliz.
Te quiero
Rocío.
Etiquetas:
bebe,
nacimiento.,
padrino,
Sobrina,
tío
|
0
comentarios
viernes, 4 de enero de 2013
Carta a una Amiga
Linda: el día 24 tuvimos que sacrificarte, vaya fecha más señalada, yo no quería pero no había más remedio, ya estabas muy malita, lo siento. Te llevamos al veterinario para intentar curarte, pero no servía de nada, ibas a seguir empeorando, creo que tu sabias que estabas muy malita, solo espero que no hayas sufrido mucho.
Quién nos iba a decir que sería tu último viaje, que ya
no regresarías mas a casa, has estado con nosotros casi 16 años, a mi vida le
falta ya un trocito muy importante, el patio tampoco será ya lo mismo sin ti.
Te echo mucho de
menos y no me hago a la idea de no volver a acariciarte más, eras tan bonita,
tan chiquitita, has sido una perrita tan buena y cariñosa, nunca has mordido a
nadie y siempre estabas alegre y correteando de arriba para abajo o subiendo o
bajando escaleras.
Te quiero, te queremos y lo importante es que tu lo sabías,
me habría gustado otro final para ti, que te hubieras ido de una forma más
natural, pero no pudo ser. No sé dónde estarás;
pero quiero que sepas lo mucho que te extrañamos. Hicimos lo imposible para
cuidarte y quererte, porque eras parte de nosotros. Si existe un cielo en el
más allá, seguro que Dios te llevó para tenerte junto a él, por tu bondad y
cariño, por la mirada tierna de tus pequeños ojitos.
Todas las futuras
Navidades nos faltara alguien especial allí abajo, como este año un pequeño
vacío invadirán nuestros corazones.
No olvidare jamás mi
último beso y tu mirada de despedida, tal vez algún día nos encontremos allí donde
estas.
Tu amigo Jose.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)